2021 fue el año de la reactivación, sin duda. Tras superar un 2020 lleno de restricciones, incertidumbres y hasta temores, 2021 nos abrió la posibilidad de la transición, de reacomodarnos y -¿por qué no?- de volver a empezar en casi todos los aspectos.
A pesar de tener vigentes las limitaciones y alertas inherentes al cuidado que debíamos mantener, nos planteó un panorama distinto porque la necesidad de retornar a escenarios sociales y productivos más favorables, era un imperativo para materializar la solidaridad y la reactivación económica, asuntos que confluían en los propósitos de todos los sectores que podrían sumarse para que el país saliera del atasco que la pandemia del covid le ocasionó.
El Estado, sin dejar de promover lo necesario para garantizar la salud pública, dispuso una variedad de políticas y mecanismos con el ánimo de inyectarle más que positivismo a la economía y ello llevó a la refrendación de convicciones corporativas que en un escenario así cobraban mayor valor, coincidiendo con esfuerzos y voluntades de actores que desde sus distintas capacidades apostaron por dar el empujón que la situación ameritaba.
Particularmente, para Ocensa este fue escenario expedito para poner en marcha y con mayor energía nuestros programas y proyectos sociales porque por su enfoque de respeto a la diversidad, estímulo al liderazgo, el emprendimiento y la sostenibilidad eran coherentes con la recomposición y el fomento de valores y convicciones necesarias para infundir en las personas el compromiso con su reactivación y progreso.
Y esto lo hicimos teniendo en cuenta un aspecto que ha sido fundamental para el acierto de nuestro trabajo este año: la armonización de nuestros propósitos con las prioridades de otros actores del desarrollo territorial, con quienes pudimos sumar voluntades y establecer alianzas que aumentaron la pertinencia de nuestras acciones al ayudarnos a entender las comunidades y sus organizaciones, y reconocer el valor de ellas para concretar beneficios con mayor amplitud.
En ese sentido, 2021 también fue el año de la unión, pues logramos que nuestros esfuerzos se alinearan aún más con objetivos y directrices superiores como los planes de desarrollo nacional, departamentales o municipales, estableciendo con mayor facilidad, alianzas en las regiones y las localidades con las administraciones públicas, las cámaras de comercio y otras corporaciones que suman al desarrollo en toda nuestra área de influencia y así conseguimos identificar y sumar habilidades clave en cada uno de nuestros aliados que, siendo expertos en los diferentes temas que trabajamos, nos enriquecieron con intervenciones idóneas, pertinentes y de calidad, asegurándonos el fortalecimiento individual de quienes participaron en los proyectos y también un componente de responsabilidad con la sostenibilidad de las acciones, a pesar de los cambios que puedan darse en quienes se involucren con los proyectos.
De este trabajo conjunto satisface la posibilidad y capacidad de escuchar a quienes unen sus voluntades con la nuestra y a quienes son objeto de nuestro trabajo, porque así hemos flexibilizado, acordado y adoptado ideas y énfasis que se ven en los resultados positivos que tuvimos al desplegar nuestro trabajo en un territorio tan diverso. Gracias a estas conexiones, logramos acertar en los propósitos fundamentales en cada lugar, a pesar de las diferencias notables entre los municipios y las regiones que intervenimos.
Precisamente, debemos resaltar que este enfoque estratégico nuestro tiene en el centro a la mujer porque consideramos que es parte esencial e ineludible para la generación de ingresos y de nuevos empleos, así como en todo lo que conlleva la reactivación económica, entendiendo los contextos en que esa recuperación debe concretarse para, finalmente, sumar integralmente a la recuperación no solo a la economía sino a cuantos escenarios sean relevantes para el desarrollo nacional, como la educación, el liderazgo comunitario, el emprendimiento y la preservación ambiental, entre otros. Ese es, quizás, el mayor acierto y satisfacción con el reacomodo de 2021.
Así, en ese sentido, el trabajo que hemos adelantado con la Fundación Oleoductos de Colombia nos permitió acercarnos, mantener y entablar vínculos en las comunidades que, gracias a su presencia permanente en los territorios, nos asegurará mayor confianza, apropiación y sostenibilidad de lo que ejecutaremos en 2022 para que, donde estemos presentes, el progreso sea resultado de la suma de voluntades y el empeño colaborativo.